Bajo una promesa ella esperó, bajo una promesa que la hacía vivir.
Por un momento él le hizo creer en la felicidad de las canas y los pliegues en la piel, el tomarse de la mano y ayudarse a caminar. La invitó a vivir un mundo de poesía, de versos in crescendo hacia una magnifica catarsis.
Pero los versos traen a veces tragedia, dolor e incomprensión. La tierra giró en sentido contrario y los versos de sus poemas se contradijeron.
Ahora sus acciones y palabras hirientes, no hacen más que deshojar ese arbusto aun viviente pero de hojas pálidas y tostadas.
Ella está enferma, el dolor la invade, dolor en los ojos y dedos por no verle ni tocarle. Un ruego matutino y nocturno es elevado, para que esa carga insoportable no se convierta en hábito. Que el recuerdo hermoso de los días llenos de él no se borren y no emanen dolor alguno. Que sí de recuerdo ha de vivir, que se guarden ingenuos, genuinos y llenos de amor.
Que duela el alma suele suceder, pero que duelan los huesos y los órganos ¿Cómo se alivia?
“Yo tengo temor a perderte y terror a que vuelvas;
¡no puedo vivir junto a ti y sin ti es imposible!;
me muero por verte otra vez y me matas si vuelves” R. Arjona
¿Quién es?
El es su alguien.
Ella se despierta y su primer pensamiento le es destinado.
Ella piensa en el, mañana, medio día, tarde, noche, madrugada, mañana, medio día… ¿qué hace? ¿Qué piensa? ¿En quién piensa? ¿Piensa en ella? Esas son las preguntas que ella se hace.
Deja su casa y espera verlo.
Trabaja, lo extraña.
Camina, lo siente cerca, trabaja y sigue pensándolo.
Regresa a casa y él está presente siempre en sus pensamientos, su mente y corazón le piensan, su cuerpo lo llama.
¿Estará bien? Se duerme y su último pensamiento le pertenece.
El es su él, ella es su ella.
Ellos se tienen el uno al otro.
Y no sé cómo llegué, caí, dormí y desperté cerca de vos, de tu aliento, de tu calor, de tu silencio gemelo al mío. La sociedad lastima mis emociones, el mundo y sus altibajos trastorna mi anatomía, pero ahí seguís vos y tus cuidados, tu mirada que se inquieta por mi se pronuncia más. Tu silencio recobra sus ruidos.
Me mira, lo miro
Avanza, retrocedo, me alcanza
Me abraza, me pierdo en sus brazos
Susurra a mi oreja y mi boca se encela
Su nariz roza mi mejía
Su hálito acaricia mi cuello, mi boca desespera ya
Su boca furtivamente se acerca, mis labios tiemblan
Labios húmedos y temblorosos esperando a ser poseídos
Sus labios arriban, en el momento exacto, en el lugar exacto
Nuestras bocas se reencuentran, se poseen
Nuestras lenguas se funden en una danza atrevida, casi impúdica
Nuestras respiraciones aceleran
Sus cálidas manos en mi piel fría
Masaje labial sin longitudes, sin tamaño ni tiempo
Beso deseado, inmerecido, irreverente
No hay forma, color, ni sabor que se le pueda comparar
«En un beso, sabrás todo lo que he callado.» >> Pablo Neruda